El GEN VIAJERO: LA PREGUNTA

Muchas veces me he hecho la misma pregunta: ¿Cómo es que a mi me encanta viajar y algunas de mis amistades les parece una locura irse más allá de su pueblo?, ¿por qué tengo ese ansia de conocer nuevas tierras, diferentes culturas y personas?, ¿y mi afán por ver mercados y probarlo todo?

¿Por qué disfruto haciendo deportes de riesgo, o pasando con mi moto por encima de montañas de barro o ripio o cruzando ríos con un fondo de piedras de dudable firmeza?

¿Por qué tantas cosas que para mi son un disfrute, para otros suponen una tortura?, ¿por qué esta pasión por viajar, esta inquietud por conocer otras culturas?

Estas preguntas por fin tienen respuesta. Y esta respuesta la he dilucidado partiendo de estas bonitas historias:

El GEN VIAJERO: LA HISTORIA

Invierno de 1769; uno de los exploradores y pirata británico James Cook durante su viaje por el Pacífico llegó a la Polinesia. Allí conoció a un sacerdote aborigen llamado Tupaia.

No se sabe bien cómo, este sacerdote explicó ante el asombro del británico, el mapa de todas las islas que componen este reino regalándole una imagen muy completa de este gran archipiélago, sin duda la mejor que la que pudiese tener ningún europeo de esa época.

Mostraba los principales grupos de islas en un área de unos 3.000 kilómetros de diámetro, de las Marquesas oeste hasta Fiji. Coincidía con lo que Cook ya había visto y mostraba más allá de donde había estado. Cook invitó al sacerdote a navegar en su barco, entonces este pequeño hombre mostró a el capitán inglés  y su tripulación, un montón de nuevas islas navegando en un radio de 300 km.

Ante el asombro de los europeos, Tupaia no utilizaba ninguna brújula, ni sextante, ni mapa, aunque siempre sabía la dirección precisa para llegar a Tahití, desde donde habían partido.

Los polinesios conocían perfectamente esta parte del Océano, memorizando en su cabeza toda esta información. Habían colonizado estas islas 2.300 años antes de que llegara ningún europeo a sus costas.

Según estos estudios, llegaron hasta allí completando la larga marcha hacía el Este que hicieran sus antepasados desde África entre 70.000 y 50.000 años atrás. Cook falleció en una escaramuza con los hawaianos que le arrebataron un bote en plena lucha, siendo atrapado y apuñalado hasta la muerte.

Así, tras el descubrimiento de Cook de esta parte del Mundo, comenzó una nueva época de exploración, la moderna, en la que los seres humanos no hemos dejado de investigar, medir y explorar cada rincón de la tierra, de los océanos y del hielo, llegando incluso a conocer el espacio exterior y más tarde aterrizando en alguno de los planetas de nuestro Sistema Solar gracias a “Curiosity” la nave marciana de la NASA.

El GEN VIAJERO: LOS AVENTUREROS

Fueron muchos los portugueses y españoles que descubrieron nuevas tierras al igual que los ingleses  y algunos, muchos denominados locos, los que les siguieron en sus viajes al más allá, a lo desconocido.

Al igual que hoy en día, no vale cualquiera para subirse a un cohete, o para navegar por el mar infinito. No todos somos capaces de subirnos a una bicicleta o pilotar una motocicleta por todos los continentes.

Antes se exploraba para conseguir una tierra mejor para vivir o para hacer una fortuna, ahora seguimos explorando simplemente para saber qué hay más allá de donde el horizonte se convierte en una línea.

El ser humano es el único mamífero que se mueve de un territorio aunque tenga suficiente para vivir de él. Aunque también hay muchos humanos que no lo hacen, se quedan en esos sitios aunque las tierras sean baldías, estén heladas o les abrase un sol de mil demonios.

El GEN VIAJERO: SU ORIGEN 

Los Neandertales, unos de nuestros antepasados, vivieron en la tierra durante miles de años sin apenas moverse de sus lugares de origen. Sin embargo, el hombre moderno, en menos de 50.000 años, lo ha recorrido todo.

¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué fue lo que hizo que el primer hombre se moviese de África, lo que nos hizo llegar hasta la luna y más allá? Si el impulso de explorar está en nuestra naturaleza, quizás su origen se encuentre en nuestro genoma.

Hace 37.000 años algunos neandertales sufren una mutación genética que les proveyó de un gen que les empujaba a un estado belicoso y exploratorio: el DRD4 7R. En la época de estos primitivos humanos todo era imaginación, riesgo, experiencias…así conocimos a Near, nuestro amigo. Near era un ser muy curioso, tanto que nunca llegaba a nada.

Le faltaba algo, un factor que lo frenara y le obligara a reflexionar sobre lo conseguido, lo descubierto. Necesitaba constancia en lo que inventaba para mejorarlo. Pero nuestro ahora amigo Near, era un desastre y le encantaban las peleas y disponer del mayor territorio de su tribu y nunca se paraba para mirar atrás.

Near tuvo muchos descendientes, valerosos guerreros y exploradores,  y poco a poco su linaje llegó un poco más allá. Y durante siglos, muy despacito, el gen fue mutando.

Algunos descendientes de Near se casaron con hombres más modernos que les enseñaron a tener paciencia y a seguir con constancia sus descubrimientos.

Desde entonces, este gen, el DRD4 7R, está asociado a la toma de riesgos, la búsqueda de sensaciones y la búsqueda de la novedad y se correlacionó con la apertura a nuevas experiencias, la intolerancia a la monotonía y el comportamiento exploratorio.

Con el paso del tiempo, el hombre moderno fue perdiendo este gen, aunque no del todo: el 7R sobrevivió aunque no ha llegado al 100% de la población actual: algunas personas tiene el gen activado (alrededor del 10%), algunos son sólo portadores (alrededor del 20%) y algunos no lo tienen en absoluto (la gran mayoría el 80%).

ESTE 7R ES EL GEN VIAJERO

A todos los que conozcas con espíritu aventurero curioso, difíciles de controlar, que no se ajustan a las normas establecidas, son probablemente portadores de este 7R, sin embargo, el 90% de la población son personas más estables y tradicionales, y les llamamos “estabilizadoras”.

Gracias a estos últimos existieron los asentamientos y se evolucionó en cuanto a inventos o descubrimientos.
Pero la gran mayoría de los portadores de este 7R, el gen viajero,  emigraron en busca de nuevas oportunidades al llamado Nuevo Mundo. E incluso una vez establecidos durante décadas en estas nuevas tierras, algunos siguieron explorando.

El GEN VIAJERO: LOS EXPLORADORES

En la década de 1830 en los bosques profundos de Quebec, Canadá, una población inquieta de pioneros comenzó un largo y arriesgado viaje. Desde la ciudad de Quebec, construida por los franceses en el margen del río San Lorenzo, el asentamiento fue creciendo rápidamente hacia el norte.

A lo largo del río Saguenay se extendía un inmenso bosque, casi sin tocar. Este país rico pero brutal pronto atrajo a los madereros y jóvenes familias de agricultores con ganas de trabajar y cierto gusto por el riesgo y la oportunidad. Hasta el valle se fueron construyendo pequeños pueblos, uno tras otro, afianzando este asentamiento ascendente.

Desde el punto de vista de un biólogo, tal onda migratoria fue realizada por un determinado tipos de personas con el nombrado gen, este gen se concentró entre este grupo de población, ayudando a expandirse y  aumentando el número de individuos dispuestos a explorar. Así comenzaron muchas de las actuales investigaciones, vinculando por fin este 7R a la migración humana ¿cómo?

En 1999 se realiza el primer gran estudio genético (dirigido por el profesor Chuansheng Chen de la Universidad de California) que encontraba más común este gen 7R entre las culturas migratorias actuales que en las ya asentadas.

En 2011 se descubre junto al 7R una variante la 2R, esta se encuentra con más frecuencia de lo que se esperaba en las poblaciones cuyos antepasados emigraron más lejos después de que salieran de África. Por lo que se deduce que un estilo de vida nómada está provocado por esta variante del 7R.

Entre la tribu nómada Ariaal en África, los que llevan el gen 7R tienden a ser más fuertes y a estar mejor alimentados que sus vecinos que no lo llevan. Aunque si estos individuos 7R acaban viviendo en tribus asentadas o son campesinos, tienden a estar peor nutridos. El valor de la esta variante, como la de muchos genes y rasgos, puede depender de lo que nos rodea.

Una persona inquieta puede prosperar en un entorno cambiante, pero se marchitará en un lugar estable.

El GEN VIAJERO: CEREBRO, MANOS Y PIERNAS DE EXPLORADOR

Pero no todo es tan fácil de explicar como lo he hecho yo aquí, el genetista Kenneth Kidd de la Universidad de Yale sentencia: «No se puede reducir algo tan complejo como la exploración humana a un solo gen, la genética no funciona de esa manera.»

Kenneth nos explica que no solo el 7R es el gen que impulsa a este tipo de comportamiento explorador; dice que habría que hablar de un conjunto de genes entre los que se encuentra “el nuestro”.

Este grupo de genes son los que contribuyen a nuestras ganas de explorar,  pero también a nuestra capacidad de motivación y como no, otro factor importante es el medio que nos rodea, ya que antes de que el 7R pueda actuar sobre la necesidad, necesitaremos las herramientas que hagan que esa exploración sea posible.

Jim Noonan, otro gran genetista nos lo explica de esta manera: los genes que forman nuestras extremidades y nuestro cerebro humano son más o menos los mismos que los que construyen las mismas partes en otros homínidos y simios.

Las extremidades y el cerebro de cada unos se diferencian debido a que los proyectos de construcción dirigidos por estos genes de desarrollo comienzan y terminan en diferentes momentos.

En los seres humanos el resultado son unas piernas y caderas que nos permiten caminar largas distancias, unas hábiles manos y un cerebro aún más inteligente, más grande y que crece mucho más despacio que los cerebros de los monos.

Así nos distinguimos de otros simios y en pequeños pero vitales detalles del desarrollo, de otros homínidos. Estas diferencias componen un conjunto de rasgos especialmente adecuado para la creación de los exploradores. Tenemos una gran movilidad, una destreza extraordinaria y un cerebro que puede pensar con imaginación.

El GEN VIAJERO: LA CONCLUSIÓN

Así que hay un gen que nos predispone a ser más curiosos, a querer saber que hay más allá, a activar nuestra imaginación y empujarnos al otro lado de lo que conocemos.

Pero este gen no lo tenemos todos, solo un 10% de la población y además, necesitamos al otro 90% para que los descubrimientos que hagamos, los inventos, no caigan en saco roto y tengan continuidad.

Por eso acompaño a mi afán de viajar el de contarlo, dejarlo por escrito y fotografiado, haciendo vídeos para que todos podáis, de alguna manera vivir ese viaje. Creo que se me hace tarde y me pica el 7R, me voy.

Si tienes el gen viajero y quieres una de mis camisetas con este motivo, pincha aquí.

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Gracias por leer, recuerda que los blog se nutren de tus comentarios y si te parece interesante, pásalo.
Si quieres saber más:
http://www.huffingtonpost.com/garret-loporto/surprising-way-your-neand_b_568455.html
http://ngm.nationalgeographic.com/2013/01/125-restless-genes/dobbs-text

Alicia Sornosa

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