Royal Enfield Continental GT e Interceptor: su historia

La británica que se convirtió en india poco a poco se está posicionando  como  un marca asequible, fiable y actual, siempre manteniendo su estilo vintage o retro. Unas motocicletas ideales para comenzar en esto de las dos ruedas con estilo, seguridad y mucha diversión.

Royal Enfield, que ya cuenta con modelos de 450 CC como la Bullet o Classic y su moto de trail la Himalayan;  nos presenta sus nuevos modelos “Twin”, la Interceptor INT 650 y la Continental GT 650, dos versiones sobre una misma base que hacen subir un escalón a la marca en cuanto a potencia y cilindrada hasta los 600 centímetros cúbicos.

La unión de los británicos y los indios en cuanto a motociclismo viene de lejos;  las Royal Enfield fueron las motocicletas utilizadas por el ejército indio a partir de 1952. De ahí el nombre de Bullet (bala) para el primero de sus modelos. Unas motocicletas robustas y fáciles de reparar que rodaron por todo tipo de terrenos. Pero veamos ahora la historia de estos dos reaparecimos modelos.

En los años 60 existían dos mundos; uno en Estados Unidos, donde los hippies y su forma de vida en las playas de California, junto con los trabajadores del campo comenzaban a dar forma a un tipo de motocicletas polivalentes que combinaban ruedas de tacos con manillares abiertos fáciles de manejar por caminos de tierra y rápidas por el asfalto.

Así, durante estos años de diversión y amor, aunque también de trabajo y despegue económico para otros, nacían las Scrambler. Royal Enfield disponía de un modelo como tal, la Interceptor, que se hizo muy popular entre los jóvenes de esa época.

Mientras, al otro lado del océano, en una Inglaterra recuperándose de la II Guerra Mundial, los jóvenes se reunían en las calles de las ciudades industriales, unas aceras llenas de cafés en las que se aparcan las motos de los moods y rockers que convivían con otras tribus urbanas motorizadas.

Lo más en estos lugares era hacer unas carreras muy particulares: poner una canción en el tocadiscos de un café y llegar al final de la calle y volver antes de que el corte en el vinilo finalizase; eran las carreras de los cafés: Café Racer.

Las motos de estos jóvenes perdían parte del manillar (semimanillares) y se inclinaban a una conducción más deportiva; nacían las café Racer y Royal Enfield tenía una: la Continental GT. De esta manera y en aquellos años de cambios y el comienzo de una clase social media el mundo de las motos se agitaba tanto en uno como en el otro continente.

Royal Enfield Continental GT e Interceptor: un corazón único.

Con estos modelos y su «restiling» pero sin olvidar la esencia del diseño clásico, Royal Enfield nos presenta dos nuevas versiones que respetan su nombre original y nos hacen soñar con su diseño. Además, su mecánica es simple y efectiva por lo que el precio no es desorbitado.

La nueva factoría de Vallam, Tamil Nadu (India), es donde se fabrican y diseñan, ajustando sus nuevos motores de 650 cc en el Centro Tecnológico en Bruntingthorpe (Inglaterra), inaugurado a finales del pasado y donde trabajan en la actualidad 120 personas, mientras que sus otros tres modelos se continúan fabricando en Chennai.

Estos dos modelos, Interceptor y Continental GT comparten gran parte de su mecánica. Ambas montan un motor de 650 CC bicilíndrico refrigerado aire y aceite, con una potencia de 47 CV a 7.250 rpm. No disponen de ningún tipo de tecnología punta, ni centralita con sensores que nos pueda fastidiar un día de moto por un poco de humedad o polvo,  (cosa que a mi personalmente me encanta), tan solo monta ABS con sistema de frenado de la segunda marca de Brembo llamada Bybre. Su chasis ha sido desarrollado en el Centro Tecnológico de Royal Enfield en el Reino Unido junto con el famoso constructor de bastidores deportivos, Harris Performance.

Pero su mecánica, aunque parezca antigua no lo es, tiene particularidades que repercuten directamente en la conducción, como su eje de contra balance del cigüeñal, que evita vibraciones en todo el conjunto y un calado de la distribución a 270º, además de cuatro válvulas por cilindro, embrague anti-rebote y una caja de cambios de seis velocidades.

Vamos, una mecánica moderna con aspecto clásico anclada a un chasis muy ágil diseñado precisamente para que cualquiera de los dos modelos puedan enfrentarse a diferentes tipos de firme: desde un asfalto liso hasta los caminos más pedregosos. Al conjunto le ayuda unas suspensiones con una precarga en los amortiguadores traseros adaptada a cada modelo.

Royal Enfield Continental GT e Interceptor: sus diferencias

La Interceptor y la GT se distinguen por su diseño exterior, al margen de  los extras que podamos montar (cúpula, asiento con acabado en colín, etc), principalmente por la forma de su depósito de combustible. Diseño más redondeado para la primera y más deportivo para la GT, con capacidad de 13,7 litros y 12,5 litros respectivamente.

Además, como era de esperar en una café racer, la Continental GT monta semimanillar, una disposición más alta de los estribos, un tapizado y mullido del asiento diferente, así como el diseño de los espejos. El peso también las diferencia, la Interceptor cuenta con 4 kg más en su conjunto.

En cuanto a el tamaño de llantas y neumáticos, cromadas para la GT, incorporan medidas de 100/90  para el tren delantero y y 130/70 para el trasero, montadas sobre llantas de 18”. Estos neumáticos han sido diseñados especialmente por Pirelli para estos modelos de Royal Enfield, se denominan  Phantom Sportcomp que, en el caso del trasero, dispone de un compuesto y carcasa especial para estas nuevas “Twins”.

Royal Enfield Continental GT e Interceptor: toma de contacto

Arrancamos con la más deportiva, la Continental GT 650 y con la que menos kilómetros he hecho. Pese a que parece pesada, resulta ligera y de sencillo manejo. La postura al semimanillar no es la más cómoda, pero es lo que tienen estas café racer y es algo con lo que realmente, ya contaba.

Lo primero en lo que te fijas es en el bonito diseño de sus relojes, en los que de una sola y rápida mirada te enteras de toda la información que regalan: velocidad, revoluciones y nivel de combustible, además del cuenta kilómetros parcial y total. Sencillo y simple.

En este modelo se dispone de una palanca de cambio invertida, sin bieleta como la lleva la Interceptor. Al arrancar (esto lo sientes en ambas) no hay vibraciones que muevan los espejos e impidan ver por ellos. Pese al ronroneo que regalan sus escapes gracias a su bilcilíndrico, estas no se transmiten al manillar. Lo que si se transmite y da mucho gusto, es el camino de marchas, que no lleva doble violeta como su hermana.

Primera, segunda, tercera…el cambio va como la mantequilla, sin atascos ni golpes, cosa que se agradece mucho y que se ha mejorado notablemente respecto a los anteriores modelos de Royal Enfield.

A la hora de curvear es más liviana de lo que parece, el chasis aguanta todo tipo de baches y juntas de los puentes (si , esos en los que cuando pasas un poco rápido te hacen decir en alto: porfa, no te muevassss), así que la rigidez del conjunto está perfectamente demostrada.

En reducciones rápidas el sistema de embrague anti-rebote hace que la trasera no se bloquee ni derrape, por toque la diversión con seguridad está servida. La posición avanzada del tren delantero permite enroscarla bien, además se apoya en sus amortiguadores traseros con botella de expansión, que rematan el conjunto dinámico de la Continental GT. ¡Ah! y no quema.

Con la Interceptor 650 he podido hacer más kilómetros, así que puedo decir que me encanta. La posición al manillar es cómoda para cualquier tipo de piloto, así como la posición de sus estriberas, que evitan llevar las piernas encogidas y disponen de espacio suficiente como para los que somos más bajitos y debemos pegar las piernas al motor al detenernos, no nos demos con ellos en las espinillas, eso es un punto a favor.

Al arrancar lo primero que notas es el tema vibraciones, que han desaparecido gracias a su eje contra-rotante, solo al cabo de cientos de kilómetros puedes sentir un cosquilleo en la mano derecha… ¡pero si a mi en la BMW se me dormía entera!, así que no hay excusa.

El asiento tiene un mullido confortable, mucho más de lo que parece después de varias horas sobre la moto y muy amplio, tanto para ir con pasajero como para añadir una bolsa de viaje.

El sonido del motor en la Interceptor es aún más bonito que el de la GT gracias  a sus dos escapes tipo trompeta (por cierto me recuerdan mucho a las Kawas antiguas), sonido que se deja escuchar en marcha animándote a dar más gas y vivir más emociones sobre ella.

En resumen: Las bicilíndricas de Royal Enfield llegan para quedarse, van a ser una muy buena opción para los amantes de las motos clásicas, de los que comienzan a rodar, de los que quieren una segunda moto sin dejarse un dineral en una clásica moderna…una moto como todas las de la marca india, sencilla, cómoda, últil y de fácil mecánica. ¿Su precio? a partir de 6.000 €. 

Más información pinchando aquí. 

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Alicia Sornosa

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